Monday, October 30, 2006

POR LAS RAMAS

Carlos me hizo ver que de pequeños todos hemos tenido un árbol. Nos subíamos en él, hacíamos cabañas, grabábamos nuestros nombres (nuestros amores y deseos) en la corteza, comíamos lo que nos daba (sin miedo a intoxicarnos), lanzábamos sus frutos a todo enemigo potencial (cualquier paseante, amigo, o persona), nos tirábamos desde arriba (sin vértigo), cambinábamos por sus ramas, nos manchábamos las manos de resina...
En definitiva, nuestras infancia se ligó a ver pasar las horas muertas allí.
Yo pienso volver a verle para saber qué tal le va la vida.

1 comment:

@andrearoblesr said...

Qué suerte tienes, a mi árbol (ramón chiclen) que nos alimentaba a base de la clorofila de sus hojas le desterraron y pusieron un colegio horrible en su lugar. Un colegio sin árboles, sólo cemento.. qué asco.