Sunday, July 23, 2006

UN SIETE EN EL CORAZÓN


Dos de cada seis mueren de dolor en el intento de curar las heridas de la mala suerte. Pero el siete es otro cantar. El siete es otra nota y otro color. Es otro día y otro pecado capital. Es otro sacramento. Es otro sello con otra puerta por la que mirar, aunque siempre gustaron tus pantalones ajados.

Es la maravilla del mundo. Con su bigote y su espalda torcida por dormir a ras de suelo. Con su bendito cuello torcido otrora enhiesto cuando creía ser el uno. Cuando de sobra sabía que las cosas nunca fueron tales. Y la música sólo fue el enclave de los valientes mortecinos.

El séptimo de caballería (quizá siempre el primero y último) llegaba no diremos que tarde sino a otro lugar o en un momento que no era precisa ni requerida su presencia. A lo mejor significaba que llegaba mucho antes de lo esperado. Para variar siempre al son de su trompeta, advirtiendo con atronadores y apocalípticos ruidos de su llegada. Llamada de atención. Y después del más tarde (gracias Andrea por la idea que te robo) lo de siempre, que o se da de sí, o se hace un agujero lleno del más absoluto vacío.

1 comment:

Uqbar said...

Un siete y en rojo... tocado y hundido. Cuantas veces, a mi, me han hecho un siete en el corazón