AL SOL COMO CADA TARDE: UN SOL OSCURO.

Al sol se siente mucho más libre. Cierra los ojos y ve lo oscuro enrojecido. Inlcuso las células muertas aparecen de vez en cuando, como espermatozoides bailando al son de una música vistos al microscopio.
Enciende un cigarrillo a tientas. Da la primera bocanada y expulsa el humo por la nariz, para que la brisa no lleve el humo hacia sus ojos cerrados. El tragarse el humo siempre le ha hecho sentir mucho mejor, le llena mucho más que el aire, incluso que el aire puro del campo o de la serranía menos contaminada que conoce. Un paisaje quizás como los cuadros de los flamencos. Que parece que casi huelen.
El sol empieza a picar en la piel, ésta será una primavera efervescente, derretidora. Dejamos el olor a mojado de la tierra que tanto le hace resbalar. Sigue sentado allí, desclazo sobre esa hierba recién cortada, como una gran alfombra, sintiendo a los insectos posarse sobre él y correr por sus manos. Escucha converasaciones en la lejanía, a veces sólo murmullos y capta palabras sueltas con las que, como siempre ha hecho, inventa historias. Historias que a veces engordan la memoria de cintas que pasaron por su grabadora o que inundan papeles escrupulosamente ordenados por su estudio.
El calor sigue luchando, aunque se sabe su muerte inminente. Es una agonía que prolonga con las últimas embestidas. Abre su mochila y tras revolver un poco saca una botella de agua, de la que echa un sustancioso trago.
Luego, se tumba sobre la manta verde y se pone a sestear, pensando en todo y en nada, dejándose llevar por su alrededor, a lo que otros llamarían contexto. Piensa que es Tom Sawyer y que tiene una espiga en la boca. Va descalzo y lleva un peto vaquero. Paulatinamente el pensamiento se vuelve sueño y se ve pintando una valla blanca. Hace calor y se quita su sombrero de paja para pasarse el antebrazo por la frente brillante. Se queda dormido durante unas horas, como si estuviera en el regazo de su madre.

De nuevo acaba la tarde y cae la noche. Ya refresca y se tiene que poner un jerséy, pues se le volvió la piel de gallina. Es hora de marcharse. Toma a su perro lazarillo y se va hacia su casa.