Flashes y más flashes. Estamos rodeados de ellos, de las fotos. Por todas partes. Son nuestros archivos de recuerdos cuando uno no puede retener las cosas. Intentamos robar el alma a un instante. Tomamos un momento en el perfil, en el propio ser de una persona. Encarcelamos una parte de esa persona y creemos que podemos definirla con ella. Carnés de socios, del Estado, pasaportes, documentos, fichas, fotos familiares y de celebraciones, orlas, bodas, bautizos, comuniones, retratos, imágenes que mostrar, por ejemplo, en este blog...fotos de tus viajes, de las fiestas de disfraces (y de las que no), de botellones, de momentos compartidos, de cosas que si no de otra manera se nos podrían olvidar, de museos, estatuas, monumentos...
Ojos rojos, cerrados, caras estúpidas, gente hablando, muecas, besos, caretos, lenguas fuera, abrazos, movidas, fotos oscuras porque no hay luz, palideces porque hay demasiada luz, sonrisas...
¿Ser foto-génico está en los genes?
(en esta foto se supone que intenté salir bien a conciencia)
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